miércoles, 16 de diciembre de 2009

S.O.S: ayuda urgente para leer la Ilíada

Andan mis alumnos de 2º de bachillerato a vueltas con la Ilíada y no les está resultando fácil el viaje, aunque espero que sí grato. Leer un poema tan alejado en el tiempo no es tarea nada sencilla, hay que reconocerlo: obliga a contactar con unos presupuestos literarios diferentes, con un pensamineto diferente... Eso sí, en esto, como en casi todo, el contacto con lo diferente sólo puede enriquecerlos: los previene contra la enfermedad de ir por ahí despachando como "exótico" todo lo que está un poco más allá de nuestros fuciños. Y si entendemos esto, ya no es poco.
Aquí van unas sencillas notas que espero les ayuden en sus lecturas, que pronto se plasmarán en un par de trabajos en este blog.

1.- Griegos = dánaos =argivos = aqueos.

Una de las cosas que más chocan al lector primerizo de los textos homéricos es el hecho de que a un mismo pueblo/héroe/dios...se le pueda llamar de manera distinta.

Así, por ejemplo, los griegos pueden ser denominados en la Ilíada dánaos, argivos o aqueos. Eso sí, nunca griegos, que es una denominación muy posterior. También puede aparecer el término que luego se convertirá en usual para referirse a los griegos, héllenes, pero...¡cuidado!: en Homero héllenes son exclusivamente los habitantes de Ptiótide, reino de Aquiles.

2.- Troyanos =teucros = dardanios.

Por su parte, sus rivales troyanos pueden ser teucros o dardanios. Y Troya se denomina también Ilión (de donde Ilíada).

3.- Principales héroes griegos.

4.- Principales héroes troyanos.
Héctor (casado con Andrómaca)
Paris (también llamado Alejandro; hermano de Héctor)
Príamo (casado con Hécuba; padre de Héctor y Paris).
Eneas
Nota bene: espero no ser yo quien describa el carácter de estos héroes...Do you understand?

5.- La guerra de Troya: antecedentes.

Otro problema que la Ilíada puede plantear para el neófito es a la vez uno de sus principales méritos: la historia empieza in medias res. Cuando comenzamos a leer la primera página los griegos ya llevan diez años en Troya. ¿Qué ha pasado antes? ¿Qué hacen los griegos en Troya? El oyente griego conocía bien los antecedentes. El lector moderno es posible que no. A eso vamos.

Todo empezó con unas bodas y una manzana. Tetis y Peleo celebraron sus nupcias e invitaron a todos los dioses menos a una, Eris (la Discordia). Pero esta, a pesar de no haber sido invitada, decide hacer acto de presencia en el último momento (suele pasar) y, haciendo honor a su nombre, decidió sembrar la discordia: lleva una manzana y establece que será para la diosa más hermosa. Tres diosas compiten por el galardón de "Miss diosa griega": Hera, Atenea y Afrodita. Como no se ponen de acuerdo deciden buscar un árbitro, un experto en cuestiones estéticas, tan docto en materia de alcobas como poco dado a cuestiones de lid (tal vez por eso de que el polvo y la sangre manchan mucho y ya se sabe...). Las tres diosas sobornan al juez del concurso, cada uno ofreciéndole un apetitoso obsequio: Hera le ofrece el dominio sobre toda Asia, Atenea la victoria en las guerras y Afrodita (algo más que) la mano de Helena de Esparta, una de las mujeres más bellas de aquellos tiempos. Ya sabéis cual fue la elección de Paris y lo que pasó después. En si el "rapto de Helena" fue tal o más bien la espartana sucumbió encantada a la seducción del joven troyano no entramos: cada imaginación que elija su versión.

Pero el problema es que Helena estaba casada; Menelao se llamaba el marido "afrentado" (una manera culta de decir lo que vulgarmente se llama "marido cornudo") y naturalmente no se tomó muy bien ver como su mujer y con ella su honor se deslizaban en brazos troyanos. Menelao y su hermano Agamenón organizan una expedición en la que participan todos los griegos ("panaquea"). En ella participan algunos de los mancebos más apuestos y aguerridos de la Grecia de aquella época, como sabéis.

Todavía hay otro episodio previo a a la partida de los griegos y a su llegada a Troya que vale la pena recordar, el sacrificio de Ifigenia. Una terrible calma chicha hace que la expedición no pueda hacerse a la mar. La responasable es Ártemis; la razón, todavía a día de hoy, nos es desconocida. El caso es que Agamenón se ve en la difícil tesitura de elegir entre su deber como caudillo y su amor paternal. ¿Tú qué harías? Agamenón, finalmente, sacrifica a Ifigenia. La escena podemos leerla en la tragedia (concretamente en Eurípides) y pone los pelos de punta, la verdad. Una versión posterior suaviza la leyenda y consiente en que Ifigenia sea sustituida por una cierva.





Así, tras no pocos problemas, los griegos llegan a Troya donde nosostros los encontramos cuando comenzamos a leer, desesperados tras diez años de asedio. ¿Es creíble un asedio tan largo? Seguramente no. Claro que antes de eso seguramente habría que preguntarse ¿existió realmente una guerra de Troya? Seguramente sí. Los arqueólogos han encontrado restos suficientes para no dudar, al menos, de una destrucción violenta de Troya: se han encontrado huesos humanos sin enterrar en las calles y en las casas, lo que hace pensar en un cuadro de violencia y saqueo; se han encontrado grandes tinajas, destinadas al almacenamiento de alimentos, sin duda como preparativo para un asedio que temían los troyanos...Otra cosa es que lo que se le perdiese a los griegos por aquellas latitudes fuese realmente una mujer o que la guerra pudiese durar diez años: el propio texto da pistas de que el hecho histórico que inspira el poema fue más modesto en dimensiones; así, por ejemplo, en el libro III, Príamo desde la atalaya pasa revista a los más destacados héroes griegos y pregunta su identidad a su "nuera" Helena. ¿Qué sentido tendría diez años después de comenzar la guerra? Como bien señala M.I Finley (El mundo de Odiseo) es propio de la poesía épica la tendencia a acentuar la importancia de los hechos que son objeto de relato: La canción de Roldán, por ejemplo, nos habla de una gran batalla en Roncesvalles en el año 778 d.C entre las tropas de Carlomagno y los sarracenos, cuando lo cierto es que la batalla de Roncesvalles no fue más que un encuentro de escasa importancia en los Pirineos entre un pequeño destacamento del ejército de Carlomagno y un pequeño grupo de montañeses vascos. Nadie se apunta a ser cronista de un hecho menor.

1 comentario:

M Carmen dijo...

Me ha encantado esta pequeña guía para la Iliada.