sábado, 3 de octubre de 2009

Alas de sirena 2009-2010: desde Burela.

Toca tener la suerte de poder volver al tajo y es que sobra decir que corren tiempos que convierten en insensato todo lo que no sea ser muy conscientes de que tener que madrugar para fichar es un verdadero privilegio. Y, sobre todo, lo es cuando uno goza de la primavera de hacer lo que le gusta.
Estas alas de sirena y su pofesor (ir)responsable están en este inicio de curso 2009-2010, como mínimo, de triple estreno: estrenan curso, alumnos y, lo que quizás es más llamativo, también plaza. Finalmente, como ya sabéis muchos, decidí cambiar la tarta de Mondoñedo por el bonito de Burela, la magia engaiolante y feiticeira de las tierras brumosas de Cunqueiro por la bravura del mar de A Mariña lucense. El mar, que tanto eché de menos, que me vivifica, me cobija...Y también, claro, la oportunidad de pasarme un año a cubierto de afines y otras afrentas administrativas.
Atrás queda el I.E.S de Curtis y con él un puñado gigante de buenos recuerdos: la comprensión de unos compañeros que convirtieron en cielo lo que perfectamente podría haber sido un infierno, la sensatez de unos chavales que no cayeron en la tentación de hacer lo que hubiera sido más fácil (hacer leña del árbol caído) y, sobre todo, la filoterapia de las que entonces eran las chicas de 4º B y ahora ya serán un buen y numeroso 1º de bachillerato de humanidades. No se pueden imaginar lo profundamente agradecido que les quedo por su pomada para mis tristezas (tanto, a cambio de tan poco) y lo mucho que lamento no ser "su profe de griego". Están en buenas manos. De eso estoy seguro.
No quiero hurgar más en la herida pero ya sabéis bien los más allegados lo muchísimo que me dolió verme convertido en lo que no era, comprobar impávido como la (mala) administración educativa puede convertir -y legítimamente- en principio válido en materia de materias afines -una de las peores lacras de la actual enseñanza, a mi modo de ver- aquello del "tanto ten", "eche o que hai", "ti tranquilo, meu rei"... Así nos va.
Y ahora, Burela. La situación de las clásicas aquí no es muy boyante, como no podía ser de otra manera. No hay latín de 4º de la ESO ni hay cultura clásica (ni en 3º ni en 4º) porque, al parecer, no se llegó al número mágico de los cinco alumnos en ningún caso. Eso me dijeron cuando llegué y, en principio, no hay razón para que no lo crea. En Griego I hay siete alumnos, en latín I hay seis alumnos y en griego II y en latín II dos (valientes).
Mucho me temo que una vez más lo cuantitativo venga a poner límites a nuestras ganas de hacer cosas: pienso, por ejemplo, en los viajes. Me fastidiaría muchísimo no volver a probar las mieles del Festival de teatro grecolatino, que tan buen sabor de boca me dejó el año pasado. Y todavía más difícil veo lo del viaje a Roma organizado por la delegación de Galicia de la SEEC (ya el curso pasado tuve que pasar por la amarga experiencia de no poder aprovechar la magnífica oportunidad de viajar a Grecia con alumnos "porque no se puede autorizar un viaje para un alumno, Daniel" -aunque ese alumno represente 1/3 del alumnado del bachillerato humanístico en un centro pequeño de ámbito rural-).
En fin, ya veremos. De momento tengo ganas de tener ganas y, desde luego, no me rendiré sin dar la batalla. Ya os contaré. Un saludo a todos y buen curso.